A pesar de la milenaria historia del pueblo japonés, su sabiduría, capacidad de resiliencia, evolución y mejora continua, la presencia de tatuajes aún incomoda a la sociedad. El estigma de llevar tatuajes en Japón y los orígenes de esta práctica ancestral viven entre los callejones y su aceptación está lejana a ocurrir. Las dudas surgen entonces: ¿por qué los rechazan?, ¿existe un real vínculo entre la Yakuza y los tatuajes? – En Hola Japonés queremos compartir contigo un poco de su historia, cuáles son las técnicas que se utilizan y el significado que hay detrás de este maravilloso arte clandestino.
Los tatuajes: estigma y arte en Japón
El tatuaje estilo japonés ha ganado fama alrededor del mundo. No es de extrañar ver personas de todos lados llevando diseños de peces koi, kanjis o flores tradicionales japonesas grabadas en la piel. Estos diseños son muy populares pero no están exentos de significado; son parte de una tradición milenaria cuya técnica se ha transmitido de generación en generación. En la actualidad, los tatuajes continúan siendo estigmatizados al estar relacionados con la Yakuza, a pesar de que la historia del tatuaje es tan antigua como la historia del Japón.
Irezumi y horimono
El tatuaje japonés se puede definir a partir de dos términos: irezumi y horimono.
Irezumi viene de ire o ireru que significa “insertar”. Este término se utiliza para hacer referencia a cualquier tipo de tatuaje en Japón, ya sea los que pertenecen a la propia cultura o los que poseen diseños más “occidentales” hechos con métodos mecánicos.
En cambio, horimono se utiliza para los tatuajes que se realizan con una forma de grabado tradicional. De hecho, hori puede entenderse como “grabar”, “esculpir”, “cincelar”, “tallar” o “labrar”, palabras que también se refieren al tatuaje resultante de estos procedimientos por medio de una técnica manual.
Horishi, los maestros del horimono
El horimono no solo es la técnica con la cual se realiza un tatuaje, sino que también incorpora patrones estéticos determinados que persiguen el ideal de la belleza. Por lo anterior, hay maestros que predominan en este arte y que se denominan horishi. El horishi es la persona que realiza el horimono (por ello las palabras comparten la raíz hori) y que dedica largo tiempo al aprendizaje de la técnica que implica el horimono.
Este arte se considera un gremio, pues la técnica utilizada en el horimono se traspasa de maestro a aprendiz, quien eventualmente puede llegar a ganar independencia para luego tatuar por su cuenta. Una vez el aprendiz culmina con su proceso, abandona su nombre familiar y adopta un nombre artístico al que le incorpora la raíz hori.
El horishi trabaja sentado sobre el suelo y el cliente se extiende sobre una esterilla en el estudio, previamente purificada. El maestro procede con la mano izquierda apoyada en la piel y con la derecha introduce la varilla con un ritmo constante. En Japón hay una onomatopeya para nombrar esta acción que es shaki-shaki.
Uchideshi, el aprendiz de horishi
El proceso para convertirse en horishi dura cinco años. Los dos primeros son para aprender la disciplina del arte, así como el respeto por su maestro. Pasado ese tiempo, el uchideshi o aprendiz debe asistir a todas las sesiones donde su maestro tatúa, sin perder detalle. Más tarde, el maestro le permite al uchideshi hacer algunos diseños bajo supervisión mientras le ayuda a familiarizarse con la mitología sintoísta, sino-taoísta y con el budismo entre otros aspectos fundamentales para la creación de diseños acorde a la tradición. Una vez el uchideshi culmina su entrenamiento, éste deberá retribuirle durante un año a su maestro por todos los conocimientos entregados; lo que se conoce como oreiboko. El uchideshi deberá entregar el dinero ganado a su maestro durante todo ese año para luego poder ejercer de forma independiente como horishi.
La técnica del horimono
En cierto sentido, el horimono es un arte que mezcla la escultura y la pintura. Los tatuadores perforan la piel de forma manual con diferentes agujas para introducir la tinta. Los aprendices practican con su propio cuerpo de tal modo que adquieren la sensibilidad necesaria para introducir la tinta sin dejar manchas en la piel de sus futuros clientes.
La técnica del horimono se denomina tebori (técnica manual) donde se utiliza una varilla de veinte o treinta centímetros llamada hari, que puede ser fabricada por el propio horishi. En su extremo se insertan las agujas que, al estar soldadas entre sí, logran absorber la tinta para después introducirla bajo la piel. Antiguamente las agujas se anudaban con un trozo de seda. Según el resultado que se quiera obtener, el número de agujas puede variar de tres a veinticinco.
El delineado se conoce como sujibori, en el cual se utilizan entre tres y siete agujas que componen el esqueleto del diseño. Luego está el bokashibori que es el sombreado, para el cual se aumenta el número de agujas a entre quince y veinticinco. El bokashibori permite lograr el efecto vaporoso, profundo y los fondos opacos de color negro propios del tatuaje tradicional japonés.
Historia y estigma de los tatuajes en Japón
Las primeras modificaciones corporales
La historia del tatuaje japonés se inicia con la cultura Jōmon entre el 14500-300 a. C., con algunas discrepancias en cuanto a la exactitud de este periodo. Luego continúa durante la era inmediatamente posterior: el período Yayoi (300 a. C. – 300 d. C). Se han encontrado estatuillas de barro (llamadas dogu) con marcas en el rostro y en el cuerpo correspondientes a las culturas que vivieron durante esas épocas. Estos patrones hacen alusión a un tipo de modificación corporal primitiva.
Los Ainu, población indígena de Hokkaido, tatuaban sus cuerpos de forma ceremonial. Aquí destacaba el tatuaje en el cuerpo de las mujeres, en especial en la cara y en las manos. El más característico de esta tribu es una sonrisa artificial dibujada en los labios, que indicaba castidad o pureza y, a su vez, evitaba que las mujeres fuesen raptadas por otras tribus.
En las islas Ryūkyū (islas tropicales de Japón) también hay presencia de tatuajes como adornos corporales, distinción sexual, motivos religiosos o señal de matrimonio.
Hasta aquí, el tatuaje japonés es igual al de otras culturas, pues se utilizaba principalmente para diferenciarse de otros, además de tener un trasfondo ceremonial o religioso.
La idea del tatuaje como un arte de técnica definida nace en el periodo Edo (1603-1868).
El tatuaje durante el período Tokugawa
El tatuaje se mantuvo durante la historia de Japón, en mayor o menor medida; sin embargo, uno de sus usos correspondió al marcado de delincuentes como medida de castigo. Esta tendencia probablemente fue importada como forma de tortura desde China y quizás por eso el horimono ganó mala fama y el estigma asociado a llevar tatuajes en Japón. No obstante, y con la llegada del shogunato Tokugawa (1603-1868), se producen grandes cambios, entre ellos, se desarrolla una nueva cultura artística donde el horimono nacerá como un arte autentico y tradicional.
Ukiyo-e, el renacimiento del arte del tatuaje
El origen del horimono está relacionado con el ukiyo-e o “dibujos del mundo flotante”, que buscaba representar la vida cotidiana del período Edo en grabados de madera. Estos diseños pronto ganaron fama y la aprobación del público gracias a Katsushika Hokusai quien, en 1970, ilustró los personajes del Suikoden (novela que narra la aventura de 108 rebeldes que venían desde China) con sus cuerpos tatuados. Con ello logra dar vida a patrones y diseños, además de definir la esencia del horimono. Los tatuajes de los héroes del Suikoden siguen siendo muy populares al día de hoy.
Ukiyo-e que retrata los héroes Suikoden.
En 1827, aparece otro expositor llamado Utagawa Kuniyoshi cuyos diseños se basaban en la vida del otokodate. Los otokodate eran individuos de clase baja que conformaron una policía al servicio de las ciudades y se enfrentaban a los samuráis corruptos. Su estilo era llamativo y llevaban tatuajes. Como la gente comenzó a considerarlos héroes similares a los rebeldes del Suikoden, empezaron a tatuarse como una forma de identificación con el grupo, pueblo o comunidad a la que pertenecían.
De ahí en adelante, el horimono se propagó entre las clases bajas, comerciantes, carpinteros, prostitutas, constructores, actores e incluso en el gremio de los bomberos, quienes portaban un dragón como protección contra el fuego en sus cuerpos, lo que quizá desencadenó en parte el estigma de llevar tatuajes en Japón.
Diseños religiosos y propios de la cultura nipona
Los diseños del horimono, en su mayoría, están relacionados con elementos tradicionales de la cultura. Ejemplo de ello son las flores de cerezo o sakura que se relaciona con los samuráis y representan la fugacidad de la vida y la belleza. Otra flor recurrente es la peonía o botan que se asocia con la realeza al ser considerada como la reina de las flores, aunque si es de color rojo representa la sangre en el combate, mientras que una peonía blanca simboliza la pureza.
Sakura Peonía
Los animales mitológicos y reales también son populares en el arte tradicional, sobre todo el dragón o ryū cuyos significados son múltiples, desde protección, destrucción, fuerza hasta valentía. El koi es otro de los preferidos, pues antiguamente se creía que al tenerlo grabado en la piel se podía adquirir su carácter, destacado por su coraje y perseverancia.
Tatuaje tradicional de dragón. Tatuaje tradicional con pez koi.
También existen los diseños religiosos provenientes del sintoísmo y del budismo, en los que es posible encontrar a la diosa Kannon como modelo de santidad y devoción por parte del budismo; mientras que por el sintoísmo las figuras demoniacas de Fujin y Raijin, dioses del viento y la lluvia respectivamente, son recurrentes.
Estos son solo algunos de los elementos que podemos mencionar en el arte tradicional, pues existen muchos más cuya esencia está arraigada a los valores tradicionales y a la religión de Japón.
Horimono: la Yakuza y la propagación del estigma de llevar tatuajes en Japón
Existe el estigma sobre el hecho de llevar tatuajes en Japón, en especial porque se asocian a la Yakuza. Los miembros del clan suelen tatuarse el cuerpo con el fin de probar su valentía, resistencia y lealtad dado que el horimono resulta bastante doloroso al tallar la piel. Además de ello, cabe considerar que los yakuzas son respetuosos de la tradición y sus ancestros también llevaban tatuajes en la antigüedad, razón por la cual aún continúan ejerciendo esta práctica.
El tatuado tradicional implica cubrir todo el cuerpo, exceptuando los pies, las manos y la cabeza, ya que esto los podría delatar. Por ello también dejan una línea en la parte central del pecho y abdomen como si el tatuaje simulara una camisa abierta, para así ocultar por completo el tatuaje. Este último hecho sólo pone en mayor evidencia el estigma al que están sujetos las personas que llevan tatuajes en Japón, incluso en la actualidad.
El presente del estigma de llevar tatuajes en Japón
En la actualidad, los tatuajes continúan siendo un tema tabú dentro de la sociedad japonesa, ya sea irezumi o el tradicional horimono; sin embargo, tabú o no, lo cierto es que el tatuaje tiene sus orígenes en la antigüedad y son parte de la cultura tradicional japonesa, aunque no lo parezca. Si bien es cierto que la mayoría de las personas que llevan el cuerpo tatuado son yakuzas, es claro que con el paso del tiempo el tatuaje tradicional japonés se ha popularizado dentro y fuera del país. En la actualidad es posible encontrar cada vez más personas tatuadas dentro de Japón, en especial músicos y artistas.
Fuente:
Nuevas perspectivas de investigación sobre Asia Pacífico. Cap. 2 HORIMONO: tatuaje tradicional japonés. Cantero, J. (2008)