El cristianismo en Japón
Ya hemos hablado de las religiones principales de Japón, sin embargo, hace falta nombrar el cristianismo que por lejano que fuese, logró entrar al país del sol naciente y adquirió una gran cantidad de seguidores. En un principio la entrada del cristianismo en Japón no generó grandes cambios, pero con el pasar de los años se produjo una serie de persecuciones y matanzas con el fin de erradicar esta doctrina del país.El cristianismo propició el cierre de las costas de Japón
Además, el cristianismo es uno de los factores que contribuyó al cierre de japón conocido como Sakoku, periodo que duró casi trescientos años. De seguro te estás preguntando cómo ocurrió esto y por qué. ¿Será que la religión fue la razón o existieron otros factores que provocaron la toma de una decisión tan drástica por parte de Japón? Para responder estas preguntas continúa leyendo y sumérgete en otro recorrido histórico que tenemos para ti.La llegada de los europeos a Oriente
Asia se mantenía aislada del mundo exterior, puesto que no había llegado gente de Europa. En ese entonces Oriente y todo lo que implicaba resultaba un misterio para los occidentales, hasta que se supo que las especias y las sedas eran abundantes en el continente. Durante ese tiempo, estos productos eran sumamente valiosos y gran parte de los países europeos estaban en su busca ya fuese para su comercio o para llevarlos a sus tierras.Los portugueses llegan a Oriente
Los primeros en llegar a Oriente fueron los portugueses, quienes intentaron establecer relaciones comerciales con China en 1514 las cuales no resultaron bien. Como consecuencia, los chinos describieron a los portugueses como demonios del mar. Es más, la fama de los portugueses decayó aún más cuando compraron niños chinos como esclavos, pues según china, esos niños serían la comida de los portugueses. Así se convencieron de que estaban tratando con devoradores de niños en lugar de comerciantes. Esto lejos de ser un rumor popular, quedó grabado en la historia oficial de la dinastía Ming.
Ilustración 1 Llegada de los portugueses a China.
Los portugueses se dirigen a Japón
Pese a estos desacuerdos y malos entendidos, China entregó a los portugueses la isla de Macao donde pudieron establecerse. En un principio la isla seguía bajo la jurisdicción de China, pero esta fue cedida a Portugal en 1887. Esta ocupación fue la que permitió a los portugueses desplazarse hacia Japón en 1549. Lo curioso es que no llegó cualquier portugués al país del sol naciente. De hecho, los primeros en llegar fueron los jesuitas, quienes buscaban ya compartir las enseñanzas de Cristo.Los jesuitas en Japón y la llegada de San Francisco Javier (1506-1552)
La compañía de Jesús se fundó en 1940 y se caracterizó por tener una disciplina marcial y una formación religiosa intensiva. También era famosa por su vigor intelectual y por su amplitud en conocimientos, pues eran eruditos en muchas materias.
Ilustración 2 Pintura japonesa que ilustra la llegada de los jesuitas a Japón.
Los jesuitas y los japoneses: éxito inicial
Las relaciones entre los jesuitas y los japoneses se dieron sin mayores problemas. De hecho, sus religiones congeniaban bastante bien. El cristianismo no sonaba tan ajeno a la realidad japonesa, ya que algunas ceremonias eran similares. Sin embargo, para los jesuitas resultaba difícil explicar la diferencia entre Dios y Buda. Así como también, les era complejo diferenciar el paraíso de la Tierra Pura inculcada por el budismo.Los jesuitas y su incorporación a la sociedad japonesa
El proceso de adaptación de los jesuitas fue complejo, pero de cierto modo estaban maravillados por una sociedad cuyos valores morales resultaban casi ideales. Por ello, pese a las discrepancias de ciertas costumbres decidieron valorar los aspectos positivos mientras llevaban a cabo su misión que no era precisamente europeizar y/o evangelizar Japón, sino que deseaban salvar las almas de los japoneses. Esta estrategia tuvo un gran éxito en la isla de Kyūshū, donde muchos daimios locales se convirtieron al cristianismo. Algunos se adhirieron a la fe cristiana de verdad, pero otros lo hicieron sencillamente en beneficio del comercio con la esperanza de atraer a los portugueses a sus puertos.
Los jesuitas y la visita de Francisco Javier a Kioto
Los jesuitas sabían que no era posible realizar su labor solo si se quedaban en Kyūshū con el gobierno local, por ello Francisco Javier viajó a Kioto con el fin de estrechar relaciones con el Gobierno central. En ese tiempo había ciertos disturbios en la capital, pese a ello, Oda Nobunaga (1534-1582) pronto entabló amistad con los jesuitas. Esto tenía fines políticos, ya que el gobernador buscaba tener noticias sobre las tierras extranjeras y le alegró encontrar aliados que pudiesen ser una buena fuente de información. Además, Oda Nobunaga coincidía con los jesuitas en su oposición al budismo y con su deseo de mantener el comercio extranjero. Por su parte, Hideyoshi (1537-1598) coincidía con lo anteriormente expuesto y a su vez sentía curiosidad por la religión extranjera. También le gustaba vestir ropas portuguesas y portar un rosario. En una ocasión afirmó que la única razón para no convertirse al cristianismo era la monogamia.Inicio de los conflictos
Los jesuitas tuvieron éxito, de tal modo que Hideyoshi contó con la ayuda de la organización para someter las islas de Kyūshū y Honshu. No obstante, esta era una falsa idea de poder que Hideyoshi les dio a los jesuitas, ya que, si bien daba la impresión de haberlos acogido y de otorgarles ciertos privilegios, lo cierto es que el Gobierno central no le daba privilegios a ninguna orden religiosa en particular. En otros términos, los jesuitas podían practicar su religión, más no tenían poder político. Hasta ese momento, todo iba bien, no obstante, los jesuitas dieron indicios de formar una coalición de daimios cristianos, la que nunca llegó a consolidarse. Sin embargo, Hideyoshi al ver las intenciones iniciales de los jesuitas, en 1587 promulgó un decreto para expulsar a los sacerdotes, aunque no aplicó el decreto ya que no se sentía del todo amenazado y quería mantener el comercio con el exterior.
Ilustración 3 Comercio en los puertos de Japón con el exterior.
La llegada de otros europeos
Los conflictos, las diferencias religiosas y culturales no parecieron afectar por completo las relaciones con los portugueses y los roces que habían ocurrido quedaron en el pasado. Sin embargo, la llegada de otros europeos complicó la situación. En 1587 llegaron los primeros españoles desde Filipinas y junto a ellos, en 1592 llegan los franciscanos desde Manila. A principios del siglo XII también llegaron protestantes que provenían de Holanda e Inglaterra. Si bien las relaciones comerciales resultaban atractivas, la proliferación de extranjeros resulto ser preocupante pues las diferentes naciones competían por el control del comercio japonés. Por un lado, los holandeses e ingleses sembraron sospechas sobre sus rivales católicos. Por otro, los japoneses no eran ajenos al papel colonial e imperialista que desempeñaban los españoles en Filipinas, por lo que no descartaban la posibilidad de que tratasen de hacer lo mismo en Japón. Otro factor relevante que alertó a los japoneses fue que el catolicismo pudiese poner en peligro la estabilidad interna del país.Jesuitas y Franciscanos: una amenaza al orden social tradicional japonés
Los jesuitas y Franciscanos llevaban a cabo sus labores de forma diferente. Mientras que los jesuitas realizaron sus misiones dentro de los límites de la sociedad y los valores japoneses, los franciscanos trabajaron con menos discreción al desconocer la situación de Japón. En lugar de asociarse con los samuráis, ayudaban a los pobres y olvidados. Esto generó una rivalidad entre los portugueses y españoles que agravó las circunstancias.
Ilustración 4 Crucificados en Japón.
Persecución del cristianismo en Japón
La persecución del cristianismo en Japón fue lenta y dolorosa. Para 1614 había más de 300.000 japoneses convertidos. Las torturas, como colgar un hombre boca abajo con la cabeza dentro de un hoyo lleno de excremento, eran medidas de presión para que la gente renunciara a la fe cristiana y/o católica. El Vaticano en ese tiempo reconoció más de 3.000 mártires de los cuales solo 70 eran europeos.
Ilustración 5 Persecución del cristianismo